Vida, usos y costumbres de otro tiempo pueden apreciarse en cada uno de los murales de un edificio colonial del Centro Histórico, que en más de 3 mil metros cuadrados plasma el trabajo artístico de 10 autores, así como cinco piezas anónimas, que serán analizados en el Simposio Internacional las Nuevas miradas a los murales de la Secretaría de Educación Pública.
En ese inmueble, situado frente a la Plaza de Santo Domingo, con una amplia expresión del muralismo mexicano, se darán cita especialistas nacionales e internacionales, para compartir sus visiones sobre la representación de una sociedad del México posrevolucionario y sus identidades étnicas, plasmadas en los frescos de ese edificio declarado Patrimonio de la Humanidad de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En ese marco, por acuerdo del secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán, se abrirán al público la oficina que ocupó José Vasconcelos, así como las tres salas del Museo de Sitio, y se presentarán dos publicaciones: Paseos por los murales de la Secretaría de Educación Pública y Los murales de la Secretaría de Educación Pública. Libro abierto al arte e identidad de México.
En el 90 aniversario de la conclusión de los murales de Diego Rivera en la SEP, martes y miércoles próximos se reunirán en el salón Iberoamericano analistas que han aportado ideas e investigaciones sobre esas obras realizadas en los pasillos y salones del inmueble ubicado entre las calles de Brasil y Argentina, en la Ciudad de México.
Ahí, más de 3 mil metros cuadrados ocupan los frescos pintados por muralistas mexicanos, entre los que destacan Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, José Chávez Morado, Raúl Anguiano, Luis Nishizawa, Jean Charlot, Amado de la Cueva, Erick Moss y Federico Canessi, quienes plasmaron pasajes de la historia nacional.
Con un programa que mostrará la diversidad de las perspectivas de los muralistas, y en un esfuerzo conjunto con el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, se analizarán las obras que hay en la sede central de la SEP, conformada por los edificios del ex Convento de la Encarnación; el ex Templo de la Encarnación; la ex Aduana de Santo Domingo, y lo que fuera el Teatro Orientación.
Nuevas miradas a los murales de la Secretaría de Educación Pública será un espacio con un apartado especial sobre los personajes de los murales, y con aspectos sobresalientes de la Revolución y pintura; con el análisis de razas, clases y castas; el pasado indígena, de Xochipilli a Quetzalcóatl, el pasado indígena antiguo en los murales de la SEP y el evangelio según Diego.
Otros aspectos a tratar, serán el de la búsqueda de estilo y técnica; de la encáustica al fresco; experimentación técnica y continuidad de problemas artísticos entre la creación y los murales de la SEP; historia, espacio y movimiento en espiral de los murales de las escaleras, así como Diego Rivera y los contemporáneos, mitos y verdades.
Diego Rivera desarrolló su obra mural de 1923 a 1928, la cual se encuentra distribuida en dos patios: al principal le denominó Patio del Trabajo, ya que contiene en la planta baja escenas relacionadas con actividades laborales. En el primer nivel representa el trabajo intelectual, y en el segundo rinde homenaje a las artes, héroes e ideales nacionales, en tanto que en el cubo de la escalera desarrolló su concepto de la transformación del ser humano, y en el vestíbulo de los elevadores ofrece un tributo a la fertilidad.
Al espacio contiguo lo nombro Patio de las Fiestas, porque en la planta baja recrea diversas celebraciones mexicanas; en el primer nivel incorpora los escudos de las entidades federativas, y en el segundo escenas vinculadas con las luchas sociales revolucionarias.
Entre las obras que Diego Rivera realizó en el Patio del Trabajo destacan Entrada a la mina, que representa las condiciones deplorables en la que trabajaban los mineros; Salida de la mina, que es una imagen del minero crucificado, y simboliza los maltratos y registros deshonrosos a los que sometían a los mineros cuando salían a la superficie, y Abrazo, que es la comunión entre el campesino y el obrero, que encarna la solidaridad de la clase trabajadora para superar la opresión.
Asimismo, La liberación del peón, fresco en el que se recrea la liberación de los peones al triunfo de la Revolución Mexicana, y La maestra rural, que representa a la mujer como la figura protagónica de la liberación de las clases marginadas a través del conocimiento.
Y en el Patio de las Fiestas, plasmó La Asamblea, que rinde homenaje a los trabajadores que expresan la voluntad de alcanzar la libertad valiéndose de
personajes que luchaban por obtenerla; Dotación de ejidos, que plasma a Emiliano Zapata dotando de tierras a los campesinos, a fin de cumplir una de las demandas del movimiento revolucionario, y Día de Muertos, que recrea una de las festividades más importantes de México, donde se rinde homenaje a los difuntos.
En el segundo nivel de ese patio, está El corrido, el cual se considera un manifiesto artístico y político sobre la gesta revolucionaria.
Roberto Montenegro es otro de los grandes artistas que plasmó su obra en el edificio de la SEP, y de 1922 a 1924 decoró con imágenes alegóricas relacionadas, principalmente, con las filosofías orientales y occidentales el despacho del secretario de Educación.
En los salones Simón Bolívar e Iberoamericano retomó las ideas de unificación de América Latina; el salón Emiliano Zapata lo adornó con frisos alusivos a la ciencia, el arte y la tecnología, y en el salón Benito Juárez representó el valor social de la familia.
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